El tiempo no espera

Hoy salía del trabajo camino de casa para comer, y como todos los días, 2 veces al día me enfrento a una larga y dura cuesta que lleva a lo alto, a pié claro. Pero esta vez ha sido distinto, me he cruzado con una mujer mayor y me parado a ayudarla con las bolsas de la compra, me lo estaba pidiendo con sus gestos. La miré a la cara y no me pareció tan mayor, aunque su cuerpo ya estaba cansado por los años y algún que otro problema tendría en las piernas.
Mientras le llevaba las bolsas de la compra camino de su casa charlabamos de 10 en 10 pasos, lo necesario para tomar aire y continuar lentamente. La mujer me contó que apenas salía ya a la calle, si acaso para hacer alguna compra necesaria, me lo contaba algo triste, como decía ella "a ver cuando me toca a mi, para no molestar", pero sobre todo me hablaba de sus recuerdos con su pareja, y de sus hijos. Es curioso lo que nos queda, no se puede comprar ni depende del Euribor.

Los jóvenes pensamos que vamos a existir para siempre.