Diario de viaje: septimo día
Tarifa. Jueves 4 Agosto 2005
Aprovecho la mañana para visitar a pie el centro de Tarifa. Recuerdo cuando hace años estuve por estas calles cuando no había tantas tiendas, todas de ropa surf y material de Kitesurf y Windsurf. Es más, por aquella época no existía el Kitesurf.
Intento asomarme al puerto pero allí el viento es más fuerte que en la playa. Desde aquí se ven las montañas del otro mundo, de África y de Marruecos. No me imagino como tiene que ser atravesar el estrecho en patera con mal tiempo. Me acerco a la playa pero está desierta, apenas 3 tíos con muchas pelotas lo intentan con sus tablas de Windsurf. Sigo dándole vueltas a la cabeza y creo que lo mejor será coger mañana un autobús para Algeciras. No voy a poder atravesar esta barrera de viento.
Por la tarde en el camping me siento atrapado como los habitantes de una base en el Polo Norte. Me doy un paseo por la playa y mi cuerpo experimenta las punzadas de la arena arrastrada por el viento que golpea como metralla en mis piernas. Hay unos windsurfistas que apenas pueden adentrarse en el agua y regresar continuamente derribados y nadando junto a su tabla hasta la orilla. Pero en medio de este vendaval 2 gaviotas me dejan con la boca abierta en cuanto las veo. Vuelan contra el viento y avanzan como corredores de fondo, la una detrás de la otra volando bajo, muy bajo, esquivando las olas, quizás aprovechando las zonas más favorables. Los windsurfistas expertos apenas son unos iniciados al lado de estas dos gaviotas que llevan toda su vida junto al viento.
Por la noche en el camping me doy un festin de comida, por 12 euros te dan de comer hasta hartarte y un camarero no para de ir y venir con carnes recién hechas trinchadas en un pincho de cocina. Por lo visto el restaurante de este camping tiene una especialidad en carnes brasileñas. Creo que mis fuerzas van a estar más que recuperadas mañana, pero no se si mi ánimo, esto no es lo que me imaginaba, tener que estar retenido por el viento en Tarifa.
Mañana me levantaré temprano y cogeré el primer autobús que me lleva a Algeciras. Será lo mejor y ya veré como está el viento por esa zona. Si la cosa está mal puedo dar el salto con otro autobús hasta Málaga, de todas maneras tenía pensado hacer el recorrido Estepona - Malaga en autobús por culpa de las dos autopistas que unen ese trayecto.
Aprovecho la mañana para visitar a pie el centro de Tarifa. Recuerdo cuando hace años estuve por estas calles cuando no había tantas tiendas, todas de ropa surf y material de Kitesurf y Windsurf. Es más, por aquella época no existía el Kitesurf.
Intento asomarme al puerto pero allí el viento es más fuerte que en la playa. Desde aquí se ven las montañas del otro mundo, de África y de Marruecos. No me imagino como tiene que ser atravesar el estrecho en patera con mal tiempo. Me acerco a la playa pero está desierta, apenas 3 tíos con muchas pelotas lo intentan con sus tablas de Windsurf. Sigo dándole vueltas a la cabeza y creo que lo mejor será coger mañana un autobús para Algeciras. No voy a poder atravesar esta barrera de viento.
Por la tarde en el camping me siento atrapado como los habitantes de una base en el Polo Norte. Me doy un paseo por la playa y mi cuerpo experimenta las punzadas de la arena arrastrada por el viento que golpea como metralla en mis piernas. Hay unos windsurfistas que apenas pueden adentrarse en el agua y regresar continuamente derribados y nadando junto a su tabla hasta la orilla. Pero en medio de este vendaval 2 gaviotas me dejan con la boca abierta en cuanto las veo. Vuelan contra el viento y avanzan como corredores de fondo, la una detrás de la otra volando bajo, muy bajo, esquivando las olas, quizás aprovechando las zonas más favorables. Los windsurfistas expertos apenas son unos iniciados al lado de estas dos gaviotas que llevan toda su vida junto al viento.
Por la noche en el camping me doy un festin de comida, por 12 euros te dan de comer hasta hartarte y un camarero no para de ir y venir con carnes recién hechas trinchadas en un pincho de cocina. Por lo visto el restaurante de este camping tiene una especialidad en carnes brasileñas. Creo que mis fuerzas van a estar más que recuperadas mañana, pero no se si mi ánimo, esto no es lo que me imaginaba, tener que estar retenido por el viento en Tarifa.
Mañana me levantaré temprano y cogeré el primer autobús que me lleva a Algeciras. Será lo mejor y ya veré como está el viento por esa zona. Si la cosa está mal puedo dar el salto con otro autobús hasta Málaga, de todas maneras tenía pensado hacer el recorrido Estepona - Malaga en autobús por culpa de las dos autopistas que unen ese trayecto.
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