Por fín se hizo, uno de los pájaros que estaban rondando por mi cabeza desde antes del verano ha salido de la jaula y se ha convertido en realidad. No hay nada como hacer realidad los sueños, cómo se disfruta.
Origen:Mi amigo Ivan y yo somos amantes de los paseos y charlas por las playas de Ayamonte y la de Manta Rota en Portugal, especialmente este último sitio es un lugar increible, con varios kilómetro de playas tranquilas, nada de construcciones ni coches a pié de playa, incluso te puedes bañar en pelotillas si caminas un poco hacia una zona tranquila donde la gente ya no ese escandaliza por ver algún que otro culito al aire.
Pues bien, uno de esos días de paseo, y sintiendo los dos lo bien que estaba la tarde me pregunté si no estaría bien continuar y seguir en vez de tener que volver a casa a dormir como siempre hacemos. La idea era, ya que estamos disfrutando con el paseo y el baño, ¿no estaría bien repetir ésto pero por toda la costa del Algarve portugués?.
Así que desde ese momento empezó a germinar la idea de algo así como un fin de semana, de viernes a domingo, andando por toda la costa, durmiendo en la playa, y volver el último día en tren.
La idea era:- Partir desde Ayamonte en el barco que nos lleva a VillaReal de Santo Antonio.
- Desde allí empezar a caminar desde la misma punta de Portugal, el espigón de VillaReal de Santo Antonio.
- Sin prisas, disfrutando del camino y hablando de nuestras cosas.
- Andando sólo a primera hora de la mañana y a útima de la tarde.
- Parar para bañarnos y protegernos del sol en las horas centrales.
- Y muy importante, disfrutar de la gastronomía portuguesa, hay que alimentarse bien para andar.
- Regresar en tren el domingo a última hora. Hay una línea de tren que recorre toda la costa del Algarve desde Lagos hasta Villareal de Santo Antonio.
Pues bien, me llevé estos últimos meses divulgando la idea entre mis amigos y amigas,... y al final sólo 2 de ellas se han apuntado desde el primer día.
Primer día: Viernes 1 SeptiembreA las 19:30 quedamos en el muelle de Ayamonte para coger el barco que nos lleva a Portugal. Todo un acontecimiento, yo estoy que me salgo de alegría (aunque llego 15 minutos tarde). Y allí estaban esas dos amazonas dispuestas a pasarlo bien en plena naturaleza marina: Mª Rosa e Itziar.
El paseo en barco es muy relajante en las tardes de Septiembre, pero ya tenemos ganas de comenzar. Camino del espigón de VillaReal los pescadores de última hora se quedan mirándonos extrañados, ¿a donde irán estos "domingueros" ahora tan tarde? (llevamos una sombrilla para protegernos del sol al día siguiente).
El espigón está lejos pero estamos frescos y nada más llegar afrontamos el primer tramo de playa, con la luna ya en lo alto y al fondo las luces de Monte Gordo. Increible, echo de menos ese trecho andando por la orilla en la oscuridad de la noche.
Parada obligada en una cafetería de Monte Gordo para comer unos "bolos" (algo de azucar y café). Las chicas están que se salen andando y decidimos terminar la noche celebrando la primera jornada con una botella de vino verde portugués recién comprada, en un lugar apartado más allá de Playa Verde. Yo no puedo resistir darme un baño antes de acostarme. Empiezo a echar papeletas para coger un resfriado, todavía no me ha tocado en todo el verano.
Segundo día: Sábado 2 septiembreDormimos como troncos y nos despertamos con los primeros rallos de sol, la mañana es perfecta para andar por la orilla y refrescarse los piés. Pero hay que desayunar algo y Manta Rota está cerca, así que nos damos 1 hora de andada para tomarnos el primer desayuno portugués.
Con las pilas cargadas nos metemos en terreno mítico, el tramo de playa desde Manta Rota a Fábrica. Mítico por que fué en esa playa donde se empezó a gestar la idea de las Jornadas Andarinas.
De vez en cuando nos acordamos de los que faltan, sobre todo por lo bien que lo estamos pasando y por que sería aún mejor si hubieran venido.
Este tramo es de los más largos y salvajes del camino, es el primer tramo de la costa del Algarve donde empiezan los llamados "atolones de arena". Son como pequeñas islas de arena frente a la costa, preciosas, aisladas y protegidas de cualquier construcción artificial del hombre. Lo malo o bueno es que tienes que cogerte una barquita para llegar a ellas.
Llegados a la punta del islote, en Fábrica, Mª Rosa se da cuenta de que se le ha caido su toalla por el camino, así que decide volver pasos atrás para recuperarla (era el regalo de una amiga). No vuelve hasta pasada 1 hora.
Y a la hora de comer... primera degustación gastronómica en un restaurante de Fábrica. Hay que cruzar en barquita desde el islote hasta tierra firme.
Un arroz con longuerones... que me hacen pensar que la combinación "andar-playa-comida portuguesa" ha sido perfecta.
Nada más terminar de comer emprendemos la marcha, hay que aprovechar la marea baja para pasar andando al islote a continuación del de Fábrica, el islote de Conceiçao. Así que pisando fango y con mucho cuidado nos platamos en un rato en la mejor playa de todo el camino a mi gusto. ¿por qué? por que es perfecta, el agua es cristalina, miras a un lado y ves el mar, miras al otro y ves a lo lejos el campo, nada de casas, miras a la izquierda y ves a algún pescador de caña muy lejos cerca del islote de Fábrica, y miras a la derecha y no ves nada, aún queda lejos el lugar donde las gentes de Conceiçao disfrutan de la playa. Así que nos damos un baño y una siesta que nos trasladan a otra dimensión.
Nos despierta una llamada de Ivan, una de las grandes ausencias del primer día. Se une a las jornadas junto con Lidia, otra gran ausencia. Así que quedamos dentro de 1 hora en Conceiçao. Mejor aún, el gran Unay da señales de vida y nos cuenta que viene en camino en bicicleta, ¿en bicicleta?.
Al llegar a la playa de Conceiçao hay una aglomeración de gente esperando la barca que nos lleve a tierra firme. Nada, 50 personas, pero son 4 barcas trabajando y en poco estamos en Conceiçao. Yo me quedo con el recuerdo de esas barcas, dentro de unos años seguro que son reemplazadas por algún puente o algo así para que más giris puedan cruzar al islote.
Ivan y Lidia nos esperan en Conceiçao, alegría en el grupo y reprimendas por no haber venido antes.
Primer problema: La isla de Tavira está a la vista pero no podemos cruzar andando desde Conceiçao, hay un canal navegable que separa ambos islotes. Así que cogemos un AquaTaxi que nos deja en 5 minutos en la Isla de Tavira. Yo me decepciono un poco, pienso que deberíamos hacerlo andando, aunque sea dando un rodeo por Conceiçao-Tavira-Cuatro aguas-Isla de Tavira, pero las chicas están ya con ganas de llegar y pegarse una buena cena.
Arroz de tamboril... sardinas... sin palabras.
La isla de Tavira tiene un camping muy concurrido por jóvenes españoles y giris de todas partes, nosotros preferimos dormir en plena playa con nuestros sacos.
Tercer día: Domingo 3 de septiembreLos recién llegado al grupo, Ivan y Lidia, están fresquitos y quieren andar, andar, andar... Para nosotros llegar a la isla de Tavira es una meta cumplida y sólo nos queda disfrutar de esta playa con aguas tan cristalinas. No obstante les damos un poco de cuartel y nos damos un paseo hasta un núcleo de sombrillas con chiringuito que creemos es el lugar donde llega un trenecito turístico que sale de "Piedras do rey". Equivocados que estábamos, pero nos quedamos allí a la sombrita y refrescándonos con unas cervezas. Parece que los andarines recién llegados se quedan tranquilos.
También es verdad que el barman del chiringuito nos dice que más allá a 4 kilómetros está el final del islote, pero que desde allí no se puede cruzar a niguna parte, no hay barco. Este es el punto final, desde aqui sólo nos queda volver al tren por la tarde.
Felicidad por estos 3 días tan cortos y tan bonitos caminando por la orilla, de noche, por la mañana,... la comida, el sol, la arena, mi mochila y mi saco,... y con la sombrilla a cuestas.
Partimos temprano a Tavira también en AquaTaxi. Con 5 personas que éramos sale bastante barato, 15 Euros en total, a 3 Euros cada uno.
Y por último el tren, antiguo y tranquilo, vacío de pasajeros, pero que nos lleva al punto de salida en Villareal de Santo Antonio para coger de nuevo el barco que nos cruza el Guadiana para dejarnos en Ayamonte. Quiero quedarme andando más tiempo, me niego a volver atrás. Habrá que volver otro día para las "Jornadas Andarinas 2ª edición".
Resumen: 26 Km andando por la arena.
Fotos de las Jornadas